Tres mil kilómetros separan Buenos Aires de mi querida Lima; y a pesar de los malos resultados, de toda una vida sin ir a un Mundial aún sigo a la selección. La noche del partido en que perdió Perú ante Colombia, regresaba a casa con un Agustín, mi compañero del trabajo, argentino, y conversábamos de fútbol. Él me decía que le importaba poco su selección y que su principal preocupación era Boca. Yo le contaba que aunque el Perú no va hace 33 años a un Mundial, el hincha peruano es fiel y asiste a los partidos que juega la blanquirroja, le comenté acerca del tema de la reventa de entradas para el partido entre Perú y Chile y la expectativa que esto generaba. Mi compañero me dijo algo que tal vez sea cierto: “El no ir al Mundial puede que sea un factor que hace que ustedes apoyen tanto a su Selección”.

Trabajo en zona norte del Gran Buenos Aires y vivo en Capital Federal. Cuando voy en auto, circulo por la avenida de El Libertador para ir y venir de la oficina. Esa vía está muy cerca del estadio Monumental de River Plate, lugar donde la albiceleste juega de local. Esa noche no fue la excepción y pasábamos con Agustín por ese lugar cuando faltaba media hora de que comience el juego. El tráfico era fluido, muy tranquilo, es más, estaba a punto de desviarme porque cuando juega River el tránsito de la avenida es imposible, pero esa noche no.

Creo que todos los peruanos somos hinchas de la selección por encima del amor a los clubes, pero acá en la Argentina el tema es distinto. Tengo dos compañeros, hinchas de River Plate, que ya tienen pasajes y tours comprados para ir a ver a Millo al campeonato de clubes que se realizará a fin de año en Japón. Ello dos también opinan que el último campeón de la Copa Libertadores está por encima de la selección.

Como aún tenía algunas cosas pendientes de la oficina, decidimos con juntarnos con Agustín a ver el partido a su casa tomando algunas cervezas. Yo prestaba más atención al juego que él. “Si la Selección pierde me da pena, como en la Copa América, pero si le pasa eso a Boca es distinto, me muero”. Los dos goles de Ecuador llegaron y él comenzó a decir que los seleccionado albicelestes eran unos muertos. Yo lo jodía porque le decía que Tevez, ídolo xeneize, no había aportado mucho.

Las redes sociales pedían la cabeza del Tata Martino y no tenían piedad con las críticas al equipo. Habían perdido de locales ante Ecuador. Comenzó, y hasta ahora sigue, el desfile de nombres de quién pueda ser el próximo DT, descontando que los hinchas quedaron bastante molestos tras perder la final de la Copa América ante Chile. En Perú, parece que sucede lo contrario, la prensa deportiva fue benevolente con la caída de los dirigidos de Gareca. Mismo marcador pero dos reacciones distintas: Perú, que no va hace más de 30 años a un Mundial, no recibió tantas críticas y Argentina, finalista en el Mundial de Brasil 2014 y de la Copa América 2015, fue destrozada por la prensa deportiva de su país.

Una vez más me hago la pregunta, ¿iremos esta vez al Mundial?